miércoles, 7 de marzo de 2012

E.T. dijo "mi casa" y no supo a dónde dirigir el dedo


Últimamente me viene demasiado a menudo a la memoria una de las escenas más famosas del séptimo arte. Recuerdo entrañablemente a mi hermana mayor llevándome a la sala del cine. La cola para entrar era interminable. Tenía 8 años, estaba entusiasmada y orgullosa de ir de su mano. Después de haberme colado ilegalmente en la de Tiburón (causándome pesadillas durante todo un año) y tener autoilusiones aéreas con Superman, ésta fue la primera película que me hizo llorar. Y no soy de lágrima fácil.

Como un personaje más, la sombra del dedo de E.T. se posa sobre la cara hipnotizada de Elliott para señalar su planeta. Es cuando pronuncia la célebre frase: "E.T. Mi casa…." (dejaremos el teléfono para otro post). Después de casi cinco meses fuera de mi 'hogar', llegó la hora de ubicarse, de encontrar 'mi casa'. Y, a diferencia de E.T., esta vez me está costando horrores poder 'señalarla'. Empezó la búsqueda inmobiliaria.


Muchas veces usamos indistintamente ‘casa’ y ‘hogar’ para hablar de lo mismo, pero para mí no lo es. E.T. está disculpado, apenas estaba aprendiendo a hablar nuestro lenguaje. Si eres afortunado/a puedes tener casa -de propiedad o en alquiler-, pero de ningún modo eso te asegura un hogar. Porque una casa es simplemente un espacio físico, unas paredes más o menos adornadas, ladrillos… mientras que un hogar tiene mucho más que ver con un sentimiento, con una pertenencia, con ciertas personas, con una sensación de seguridad, de calidez y sosiego. De ahí su origen, cuando la palabra 'hogar' era el lugar de la casa donde se prendía fuego, donde se reunían las familias para calentarse, comer y dialogar (no existían las estufas).

A E.T. se lo olvidaron, lo dejaron en la Tierra accidentalmente. Yo abandoné mi lugar de origen por voluntad propia y con los objetivos abiertos de una viajera insaciable. No es la misma situación, sin duda. Pero al igual que en los primeros minutos de la película, estoy atravesando un momento de niebla esperando a que el dedito se me encienda. Me siento más E.T. que nunca.

Un buen amigo -que de esto sabe y mucho- me comentaba hace unos días que estaba 'padeciendo' el síndrome de la emigrante. También es conocido como el síndrome de Ulises, en alusión al personaje principal de La Odisea de Homero, quien pasa 10 años fuera de su hogar. Aparece cuando el/la emigrante llega a ese nuevo lugar y no consigue lo que 'busca'. Es entonces cuando sufre de tristeza y, por ende, de una aguda frustración. Y esto sí que no es ciencia-ficción.

A mi no hay científicos ni agentes del gobierno que me persigan (al menos, no todavía), pero las dudas, el aprovechamiento del tiempo y la nostalgia me acechan ahora incansablemente. Afortunadamente también estoy teniendo a mis acogedores Elliotts argentinos (el otro gran personaje entrañable, especialmente cuando salva a las ranas de ser diseccionadas). Reconozco que a veces abuso de ellos, de unos más que de otros.


Es difícil sentirse comprendido/a y encajar en un 'planeta' que no es el tuyo. Debes aprender las nuevas reglas del juego. Seguramente es cuestión de tiempo, de adaptación y de paciencia. Todo ello aderezado con unos cuantos fernets (en vez de cervezas), unas cuantas fiestas de disfraces (a modo de Halloween) y algunos viajecitos lunares para encontrar tu casa. A él le funcionó.

E.T. quería regresar a su hogar. Yo quiero encontrar mi hogar en Argentina y quizás sólo pueda conseguirlo volando en bicicleta.


* Las fotografías pertenecen a un trabajo del grupo Bitácora en el MAF (Mes del Arte Fueguino) en Ushuaia, noviembre 2011. 

10 comentarios:

  1. Seguro que volaras muy alto, date tiempo. ET es una de mis pelis favoritas y lloré a moco tendido. Cada vez que la pasan un domingo causa el mismo efecto en mi y mira que es feo el pobre animalito!

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  2. Yo te entiendo perfectamente. Es lo que me pasó cuando estuve en Alemania. Todo se desmorona por segundos, nadie te entiende, estás más sensible, reaccionas de formas extrañas y te sientes muy solo. Pero no desesperes, todo pasa y al final encontrarás la manera de salir adelante. Además de que no es la primera vez que estás fuera, pendonaaaaaaaaa. Tírate a la cerveza y pasa del ferne ese, que está asqueroso!!!!! Un abrazo y ánimos

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    1. Soy adicta al Fernet, así que lo tengo difícil. Tranqui Toni que la sangre no llegó al río. Otro abrazo y gracias por los ánimos.

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  3. Por cierto, me gustan los cuadros que has publicado

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    1. Sí, la verdad es que están hechos con técnicas mixtas y a mi me llamaron especialmente la atención. Cuando estuve en Ushuaia coincidí con este mes de Arte Contemporáneo y había obras de artistas locales muy interesantes. Me alegra que te gusten.

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  4. Hola Amiga!

    Espero que encuentres algo parecido a la "casa" en la Argentina. Para mí eso es lo que equivale a: una apariencia. Nunca realmente se sentirá como en casa, pero tu puedes tomar consuelo en la amistad que la construcción y la relación se desarrolla con la tierra.

    Maureen

    "I have learned that if you must leave a place that you have lived in and loved and where all your yesteryears are buried deep, leave it any way except a slow way, leave it the fastest way you can. Never turn back and never believe that an hour you remember is a better hour because it is dead. Passed years seem safe ones, vanquished ones,while the future lives in a cloud, formidable from a distance."

    -- Beryl Markham, West With the Night

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    1. Mil gracias por tus palabras Maureen!
      Sí, supongo que el hogar se construye.. independientemente del lugar donde vivas... y en eso estamos. Bajones hay siempre, pero afortunadamente el temporal siempre escampa. Es cuestión de encontrar las salidas de emergencia! :)

      Interesante lo de Beryl Markham. Yo siempre intento mirar al futuro viviendo al máximo el presente y recordando sólo lo bueno del pasado. A veces como analgésico, el recuerdo es mejor que un paracetamol. Tampoco vayamos a quitarle potencial.

      Big hug and take care in New Zealand!

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  5. Tú misma lo dices, el hogar es un sentimiento, una emoción o incluso un estado de ánimo. Es esa animosidad la que te lleva a crearlo en cualquier lugar o circunstancia ya que, en definitiva, todo parte de nosotros mismos. Es por eso que nunca debes perder el ánimo, ni abandonarte a la niebla, porque cuando menos lo esperes, desde lo más hondo de ti, lograrás hacer que el dedo se ilumine, es entonces cuando sabrás que esa luz no es más que una simple bombilla, y que el verdadero generador es tu corazón.

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    1. Totalmente de acuerdo. Yo ya lo dije una vez y me reafirmo, Aurora eres una filósofa! Muchas gracias por los ánimos, albergadora de ardillas huérfanas. Un abrazo

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